lunes, 2 de diciembre de 2013

Escuela francesa




El racionalismo arquitectónico surge en Europa tras la I Guerra Mundial. El Art Nouveau, que rompió con la contradicción y señaló el primer paso hacia la plasticidad de las líneas constructivas, derivó en ornamentalismo vacuo, por lo que a principios del siglo XX se originó una corriente que rechazaba dicho ornamento, y aprovechaba los descubrimientos de la llamada Segunda Revolución Industrial, cuyo objetivo era encontrar un camino intermedio entre la renuncia a la imitación de lo antiguo y a un excesivo tecnicismo uniformador.

Conjugando todos los propósitos racionalizadores y funcionalistas de la arquitectura de la Revolución industriall, que habían encontrado su campo de experimentación entre 1890 y 1914, se formulan en la primera posguerra distintas opciones arquitectónicas de objetivos y métodos cercanos, con un repertorio formal con constantes relaciones hasta condicionar casi un estilo internacional que presenta similitudes con las vanguardias pictóricas, especialmente con el cubismo.




PRINCIPIOS



  • Organización estructuralista del edificio en lugar de simetría axial
  • Predilección por las formas geométricas simples, con criterios ortogonales
  • Empleo del color y del detalle constructivo en lugar de la decoración sobrepuesta
  • Concepción dinámica del espacio arquitectónico
  • Uso limitado de materiales como el acero, el hormigón o el vidrio (nuevos materiales)

Entre 1925 y 1940, la orientación racionalista se difunde en toda Europa, ya por obras aisladas o por penetración de métodos constructivos nuevos, originando la formación de diversas escuelas. Esta difusión está básicamente ligada a la labor de los grandes maestros, tanto los meramente racionalistas como los pioneros de principio de siglo, que reciben encargos de todo el mundo, y que, mediante asociación o colaboración con arquitectos locales, contribuyen a expandirlo a pesar de reticencias oficiales y académicas.

Así pues se puede decir que el racionalismo arquitectónico, es la depuración de lo ya sobresaturado, dejando solamente lo esencial, lo practico y funcional para cada situación.

En la escuela francesa destaca la importante labor investigadora del arquitecto Le Corbusier, principal figura del racionalismo europeo y mundial.


Louis Henry Sullivan

(Boston, 1856 - Chicago, 1924) Arquitecto y teórico estadounidense. Hijo de padre irlandés y de madre suiza, pero de origen francés, emigrados a Estados Unidos, Sullivan pasó su juventud con los abuelos en la campiña de Boston. Estudió en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge; asistió al estudio de Frank Furness Hewitt en Filadelfia, y fue alumno en Chicago del ingeniero William Le Baron Jenney.



Louis H. Sullivan  fue uno de los arquitectos más influyentes procedentes de la Escuela de Arquitectura de Chicago a finales de 1800. A menudo se le llama el "padre de los rascacielos", el "profeta de la arquitectura moderna", y concibió la frase más famosa jamás a salir de su profesión, "la forma sigue a la función" (o, más exactamente, "forma siempre sigue a la función" ). Entre sus obras sobrevivientes más destacados son el Teatro Auditorio, el Carson, almacenes Pirie Scott, y la Casa Charnley en Chicago, el edificio Wainwright y construcción de la Union Trust en St. Louis, el Edificio de Garantía en Buffalo, Nueva York, y ocho pequeñas bancos "Jewel Box" que están entre las piezas más preciadas de la arquitectura histórica en los Estados Unidos.

Louis Sullivan se ha comprometido a establecer un auténtico estilo americano de la arquitectura, sin imitaciones históricos como el estilo Beaux Arts ese hombre de Chicago Daniel Burnham de la firma Burnham y Root ayudó a hacer popular como resultado de la exposición colombina del mundo de 1893. Influencia más profunda de Sullivan se puede encontrar en la obra de Frank Lloyd Wright, que pasó más de seis años como jefe de dibujante de Sullivan antes de ir por su cuenta para avanzar en la idea de Sullivan de la arquitectura americana en sus casas de la pradera y, en general, la escuela de la pradera de el año 1900.

La arquitectura de Louis Sullivan es una mezcla de geometría simple y masificación indisimulada puntuada con elaborados bolsillos de ornamentación en piedra, madera y terracota. Fragmentos de su ornamentación cuelgan en algunos de los museos más prestigiosos del mundo, entre ellos el Instituto de Arte de Chicago, el Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Murió en 1924, sin dinero y olvidado para el público, y fue enterrado en el cementerio de Graceland de Chicago.

Lectura del edificio
-Estructura
-Función
-Forma

OBRAS

WAINWRIGHT BUILDING

Auditorium Building
GUARANTY BUILDING

Gottfried Semper


Gottfried Semper fue uno de los arquitectos alemanes más significativos del siglo XIX. Nació el 29 de noviembre de 1803 en Hamburgo (Alemania) y falleció el 15 de mayo de 1879 en Roma (Italia). Levantó dos veces la ópera que lleva su nombre, la primera en 1858 y la segunda en 1871, después del pavoroso incendio que destruyó el edificio. El arquitecto Gottfried Semper está considerado como el renovador del lenguaje del Renacimiento italiano en Alemania. Su etapa más fructífera coincide con su paso por la Academia sajona (construcción de una sinagoga, proyecto de fuente monumental). Tras la fracasada insurrección burguesa de 1848 (revolución de marzo) se vio obligado a huir de Alemania con Richard Wagner en 1849. Dirigió la sección de arquitectura de la Escuela Politécnica de Zurich y falleció en Roma.

Es junto con Taine, el otro gran exponente de la repercusión positivista sobre la concepción del arte y de su evolución histórica.
Semper fue arquitecto teatral de Richard Wagner en Viena de la segunda mitad del siglo XIX. Aquí proyecta la Burgplatz exterior con la inteción de unir el palacio Hofburg con los Museos de Historia Natural y de Historia del Arte. También fue cofundador del Museum South Kesington, proyecto que pretendía unificar arte e industria. En todos casos vemos cómo incluso en su práctica arquitectónica Semper estaba ralacionado con la museística, las ciencias naturales y la técnica, todos ellos ámbitos positivistas.
El interés por el aspecto técnico fue una de las constantes en la reflexión sobre el arte desde mediados del siglo XIX, llegando incluso a sobreestimarse respecto a otros factores cuando se trataba de arquitectura. Este sería el caso de Viollet Le Duc o Dehio, cuya obra teórica debemos poner en relación con Semper.
Si Semper encuentra la raíz de las formas estéticas en las diferentes técnicas, Viollet-le-Duc explica el arte medieval, y sobre todo la arquitectura gótica, desde presupuestos de funcionalidad y racionalidad constructiva, producto de una determinada ordenación del material de la arquitectura. Sus teorías se sitúan dentro de la corriente racionalista que subyace en la arquitectura del eclecticismo decimonónico.
Semper fue quien mayor vigor dio entonces al movimiento técnico hasta tal punto que le otorga tareas estéticas. Este es su mayor logro y para ello se sirvió, igual que Taine, del modelo de las ciencias naturales.
Aplicando el concepto evolucionista de raíz darwiniana, Semper propone una concepción del arte y de su evolución desde principios objetivos que tienen su patrón en la organización natural. La naturaleza responde a unos principios formales, como la simetría, la proporcionalidad o la dirección, que son necesariamente emulados en la realidad de los objetos y utensilios humanos, en los que la técnica, el material y la finalidad determinan el resultado.
La voluminosa obra en la que Semper dio a conocer su posición fue redactada a partir de 1855, cuando el autor era director de la Escuela de arquitectura de Zurich y publicada en dos partes bajo el título "El Estilo en las Artes Técnicas y Tectónicas", 1860-3. Prestando especial atención a las artes industriales y a la arquitectura. Semper ensaya una hipótesis: la existencia de unos principios objetivos que determinan el nacimiento de los estilos. Y estos principios que ya hemos dicho serían el material elegido, la técnica utilizada y la finalidad práctica deseada. Toda obra es resultado inevitable de estos tres factores, de los cuales dependerán también los tipos y evolución artística.
Este determinismo Semperiano que parece tan cerrado necesita también matizaciones. En primer lugar, el autor procura contemplar no sólo os factores dichos, sino también influjos locales y de la propia personalidad artística.
En segundo lugar, los tres principios básicos de Semper, material, técnica y finalidad, se aplican fundamentalmente en las formas esenciales, es decir, el estilo inicial, y sin embargo pierden competencia en el proceso de maduración del estilo, es decir, en la praxis, Semper admite que se pueda alcanzar un estilo de libertad.
Semper aplica su método en distintos ejemplos. En el análisis de los vasos cerámicos griegos le sirve como primer modelo. Pero el ejemplo más paradigmático fue el papel que, a su parecer, desempeñaron las técnicas textiles del trenzado y tejido en el nacimiento del estilo geométrico. Este ejemplo fue inmediatamente criticado por Riegl, que creía que se debía atribuir más independencia a las formas decorativas con respecto a la técnica y al material.
Otro aspecto importante de Semper es la importancia que otorgó a la materialización como esencia del arte, es decir, que la idea artística debe materializarse, y por tanto, que la actividad artística consiste primordialmente en su práctica.

Retoma teorías de Le Duc, utiliza el Vidrio, acero y hierro.
-Materia prima
-Materiales
-Finalidad
-Parte técnica




Obras
File:Gottfried Semper 001.jpg
Forum en Viena


Semperoper de Dresde




Étienne-Louis Boullée



Nació en París12 de febrero de 1728 - id. 4 de febrero de 1799, fue un visionario arquitecto francés del neoclasicismo, cuya obra influyó mucho en los arquitectos contemporáneos y aún hoy en día es considerada importante.
  





Nacido en París, hijo de un arquitecto, estudió pintura pero luego se pasó a laarquitectura por petición paterna. Estudió con Jacques-François BlondelGermain Boffrand y Jean-Laurent Le Geay, de quienes aprendió el estilo de arquitectura clásica francesa predominante en los siglos XVII y XVIII y el Neoclasicismo hacia el que evolucionó a mediados de siglo.

En 1762 entra a formar parte de la Academia Real de Arquitectura de París y se convirtió en el arquitecto en jefe de Federico II el Grande de Prusia, un título en gran medida honorario. Diseñó una serie de casas particulares desde 1762 hasta 1778, aunque la mayor parte de ellas ya no existen; entre los ejemplos supervivientes destacan el Hôtel Alexandre y Hôtel de Brunoy, ambos en París. Junto a Claude Nicolas Ledoux fue una de las más influyentes figuras de la arquitectura neoclásicafrancesa.




Creador del Cenotafio para Isaac Newton, quien en su tratado “Architecture, essai sur l’art”, defiende un neoclasicismo con un compromiso emocional.


Cenotafio de Newton. Étienne-Louis Boullée Proyecto para la Biblioteca del Rey (1785). Étienne-Louis Boullée

Entre 1752 y 1775 realiza varios arreglos para interiores de casas de nobles, entre ellos una para el conocido actualmente como Palacio del Elíseo (residencia presidencial).

Palacio de Eliseo

Su mayor impacto lo provocó como maestro y teórico en la École nationale des ponts et chaussées entre 1778 y 1788, desarrollando un estilo geométrico abstracto distintivo inspirado por formas clásicas. Su obra se caracterizó por la eliminación de toda la ornamentación innecesaria, hinchando las formas geométricas hasta una escala enorme y repitiendo elementos como columnas en grandes series.
 
Boullée promovió la idea de hacer arquitectura expresiva de su propósito, una doctrina que sus detractores llamaron architecture parlante («arquitectura parlante»), que fue un elemento esencial en la formación arquitectónica Beaux-Arts en el final del siglo XIX.


Su proyecto más célebre es el Cenotafio para Isaac Newton (1784), cuyos dibujos y esbozos se conservan en la Biblioteca Nacional de Francia. Este diseño representa uno de los iconos de la llamada arquitectura visionaria. Ejemplifica su estilo de manera destacada. El cenotafio sería una esfera de 150 metros de alto hundida en una base circular y cubierta de cipreses. Aunque la estructura no se construyó nunca, su diseño fue grabado y circuló ampliamente en círculos profesionales.

Biblioteca Nacional

Su obra fue muy escasa y su tratado de la arquitectura (Arquitectura. Ensayo sobre el arte) no fue publicada hasta mediados del siglo XX.

  
 







Eugene Viollet-le Duc





 Arquitecto y teórico francés, nace en 1814 en el seno de una familia muy culta de clase media;

 especialista en la restauración de edificios medievales, aunque algunos expertos actuales consideran su trabajo más imaginativo que riguroso. Nació en París en el seno de una familia acomodada. Se opuso a los valores burgueses y se negó a acudir a la Escuela de Bellas Artes, pero entre 1836 y 1837 viajó a Italia para estudiar la arquitectura clásica. Su relación con Prosper Mérimée, inspector de la recién creada Commission des Monuments Historiques, fue fundamental para el desarrollo de su carrera. 
 En sus prolíficos escritos insistió en su teoría de que el gótico se produjo como una evolución técnica, derivada de las soluciones estructurales aplicadas a partir de la invención de los arcos apuntados y las bóvedas por aristas. Entre sus principales obras destacan el Diccionario razonado de la arquitectura francesa del siglo XI al siglo XVI (10 volúmenes, 1854-1869) y el Diccionario razonado del mobiliario francés de la época carolingia al Renacimiento, (6 volúmenes, 1855-1875).

Proyecto Mercado
Nadie influyó tanto en la arquitectura del siglo XX como Viollet-le-Duc. El moderno concepto de construcción y función como únicos determinantes verdaderos de la arquitectura, es decir, fruto de análisis históricos, sociológicos y sobre todo tecnológicos, parece provenir directamente de los numerosos y voluminosos escritos del inmenso genio que era Viollet-le-Duc. La influencia de sus ideas queda patente sobre todo en el hecho de que la teoría arquitectónica ya no se presenta como un sistema estético especulativo sino como la conclusión de una investigación empírica y científica aparentemente intocable. Se entiende perfectamente, por tanto, que bajo este enfoque se analice cuidadosamente la arquitectura griega y sobre todo la medieval, puesto que la arquitectura moderna se definiría por la decoración, un revestimiento independiente de la estructura en sí y que en nada permitiría revelar a priori unas regularidades de tipo físico-científico.

Las circunstancias biográficas jugaron un papel esencial en la elaboración de la teoría de Viollet-le-Duc. 




Eugéne Emmanuel Viollet-le-Duc estudia junto a varios arquitectos y completa su formación con varios viajes a Francia e Italia. Ingresa muy pronto en la administración de obras civiles. En 1838 es nombrado ponente de esta administración, recientemente encargada del inventario y restauración del patrimonio medieval. Así empieza una carrera fulgurante de arquitecto restaurador. La Comisión de monumentos históricos le encarga numerosos proyectos de restauración de obras maestras de la arquitectura medieval, incluidas Notre-Dame de París, las catedrales de Amiens y Clermont Ferrand, la basílica de Saint-Denis y la Madeleine de Véxelay, así como las murallas de Avignon y Carcasona. En 1853 es nombrado inspector general de los edificios diocesanos.

Valiéndose del inmenso conocimiento adquirido a lo largo de tantos trabajos y proyectos, escribe al mismo tiempo Dictionnaire raisonné de 1'architecture francaise du XIS au XVIV siécle, una obra titánica cuya primera edición ve la luz entre 1854 y 1868. A diferencia de otros trabajos de la misma índole emprendidos anteriormente, como el diccionario Dictionnaire d'architecture de Quatremére de Quincy, ublicado en 1800, la obra de Viollet-le-Duc supone un repaso pormenorizado de una época histórica. Aunque desarrolla de forma explícita sus conceptos fundamentales sobre arquitectura en algunos importantes artículos como la «construcción», la «restauración» y el «estilo», sobre todo se expresa de manera implícita en numerosas entradas de su diccionario («catedral», «torreón», «ojiva», por ejemplo).


La argumentación teórica y doctrinal de Viollet-le Duc se basa ante todo en el profundo conocimiento de la edificación y técnica constructiva medieval adquirido en sus años de arquitecto restaurador. Los principios de métodos de construcción lógicos, eficientes y, por tanto, baratos, que vieron la luz en el siglo XIII engendraron una arquitectura con estructura, cuya perfecta y más audaz expresión se ve reflejada en las grandes catedrales. Viollet-le-Duc adopta al mismo tiempo una postura anticlerical, o dicho de otra manera, laicista. Según él, hubo que esperar a que la cultura secular de las ciudades eliminara las reglas estáticas de la arquitectura monástica románica para que los burgueses se hiciesen cargo de grandes proyectos comunales. Los constructores geniales lograron así la libertad de trabajar conforme a la lógica y la razón, sin perder de vista las leyes naturales. Recurrir sistemáticamente a los principios de la razón y la lógica generan progreso, que se convierte en la idea cardinal de la buena arquitectura en todo sistema social emancipado. Esto es especialmente verdad para los métodos de construcción griego y gótico.


Para Viollet-le-Duc, los factores que obstaculizan el progreso son el tradicionalismo formal, los sistemas de reglas de un academicismo caduco, las estructuras autoritarias, especialmente clericales y monárquicas. Elabora a partir de esta combinación de factores una historia universal no solo de la arquitectura sino también de las civilizaciones, que tienen su reflejo en los edificios. No obstante, el motor del progreso, que nada ha podido detener, también depende de la «raza»; Viollet-le-Duc se refiere con esto a algunas cualidades y facultades mentales propias de cada pueblo, así como las condiciones generales, que dependen del clima y de los recursos en materiales de construcción. Además, el progreso también debe tener en cuenta los acontecimientos históricos y las premisas estéticas. No basta con seguir unas leyes naturales puramente constructivas y físicas para lograr una arquitectura ideal. También se debe dar respuesta a otros criterios como por ejemplo la resistencia a los asaltos en tiempos de guerra. Para terminar, también conviene conseguir algunas proporciones ideales. El climax del progreso se alcanzó de verdad en la arquitectura con la estructura del gótico. Solo ella supo superar las estructuras teocráticas, resaltar la calidad de los materiales y expresar el genio de la nación francesa, feliz fusión de la raza aria y la galorromana; solo ella supo transformar las relaciones estáticas en una dinámica de equilibrio, en medio de tensiones. Gracias a esta cualidad propia, la arquitectura gótica merece la calificación de «estilo». Todos los objetos que cumplen con su función de una manera tan perfecta y acorde a las leyes naturales poseen esa cualidad suprema.

Esto también es válido para un jarrón, por ejemplo, si está construido conforme a su función y su material, o para un barco de vapor o una locomotora. A la inversa, este concepto obliga a buscar una explicación técnica y constructiva «razonable» para cada detalle de la arquitectura gótica ideal, como se haría con una máquina.

No cabe la menor duda de que la teoría de Viollet-le Duc supone una construcción compleja, minuciosa y que atañe a muchos más ámbitos del saber. Pero también encierra numerosas premisas y conclusiones refutables, a pesar de la exactitud de muchas de sus observaciones. Viollet le-Duc abrió un camino fructífero hacia el modernismo al cuestionar los valores establecidos de la arquitectura de su época mediante una dicotomía radical: gótico frente a clásico, construcción frente a decoración, verdad frente a mentira, progreso frente a academicismo, técnica de ingeniería civil frente a arquitectura artística. Y en esta oposición bipolar reside justamente el potencial de eflexión y debate del movimiento moderno.

En 1863 es nombrado profesor en la Escuela de Bellas Artes pero ha de retirarse un año más tarde debido a la violenta oposición que suscita su proyecto reformista de la formación de arquitectos. Precisamente a raíz de este proyecto académico nace el libro Entretiens sur 1'architeclure, publicado de 1863 a 1872. Viollet-le-Duc expone su sistema didáctico por épocas y temas arquitectónicos básicos. El enorme éxito de su doctrina se debe también a una serie de publicaciones didácticas y pedagógicas así como a obras de iniciación y divulgación que publica en los últimos años de su vida: Histoire d'une maison, (Historia de una casa, 1873), e Histoire d'une vílle et d'une cathédrale, (Historia de una ciudad y una catedral, 1878), repasan la historia y los problemas de la construcción en un estilo narrativo muy accesible.